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EL RINCÓN INFANTIL SAN EDMUNDO ES UN SEGUNDO HOGAR PARA APRENDER

Hace casi siete años nació un proyecto en Las Minas de Baruta con el objetivo de ayudar a los pequeños más necesitados de la comunidad. Hoy en día son más de doscientos los beneficiados
En un rinconcito de las Minas de Baruta se encuentra el Hogar Infantil San Edmundo. Es una casa perteneciente a los curas de San Edmundo y a la iglesia La Santísima Trinidad de Prados del Este.
Quizás no fue casualidad que a Soledad Ramírez, desempleada para la época del paro nacional de 2002, se le haya ocurrido iniciar un proyecto que no sólo la mantendría ocupada, sino que beneficiaría a la comunidad. De manera repentina decidió dejar su ajetreada vida para comenzar a dedicársela a los niños necesitados de Las Minas de Baruta. Actualmente, su día a día transcurre alrededor de pequeños, algunos abandonados por sus padres, víctimas de abuso o que ya han experimentado con drogas o alcohol.
“Me di cuenta de que la zona necesitaba un espacio para que los niños fuesen alimentados, atendidos y recibieran atención médica primaria -comenta Soledad-, así que las cuatro puyitas que tenía las metí aquí y poco a poco hemos ido creciendo. Empezamos con 30 niños y actualmente hay más de 200”.
El dinero es algo muy importante para el hogar infantil, puesto que hay que pagar, además de los servicios básicos, comida y ropa para más de 200 pequeños. “La parroquia otorga 70% y el resto proviene de algunos padres que aportan. El dinero nos alcanza pero muy bien administrado, ya que tenemos un promedio de 18 millones de bolívares mensuales en gastos”, declara Soledad.
Como es de esperarse, los días son largos en San Edmundo y no existen vacaciones. La mayoría de los niños tienen edades comprendidas entre 1 y 17 años y viven en la casa hogar, por lo que requieren atención las 24 horas. Por supuesto, Soledad no realiza todo el trabajo ella sola: hay ocho maestras colaboradoras y ocho auxiliares que ayudan con la comida, los deberes escolares y facilitan el trabajo.

Cristianismo que es acción y amor

“Voy a decir siempre la verdad”. Ese es el único aviso que existe en el Hogar Infantil San Edmundo, porque Soledad tolera muchas cosas, menos la mentira. Está pintado en lo alto de una pared sobre la ventana delantera del recinto para que todos lo vean y lo recuerden siempre.
“Hay ciertos valores con los que soy muy estricta y con otros no. Le pido a Dios que no me esté equivocando. Mi cristianismo no es fanatismo, sino acción y amor. Consiste en tocar y resolver”, afirma Soledad.
A pesar de que no se arrepiente de lo que hace, en las noches cuando está muy cansada se pregunta si todo su sacrificio y labor valdrán la pena. Sin embargo, para ella este proyecto ya arrancó, tiene sus bases formadas y los niños grandes están muy identificados con el proyecto y pueden continuarlo.
“Siempre le pedí a Dios que me diera alguna idea acerca de qué hacer con los mayores y empecé a buscar un terrenito en las afueras de Caracas para hacer un conuco, donde puedan aprender a sembrar, a cuidar animalitos, a hacer un libro contable y a mercadear un producto. Conseguimos un lugar en El Guapo, ya tenemos tres chivitos y estamos construyendo. Tenemos miles de proyectos para el futuro, pero no sólo es cuestión de dinero, también hace falta ayuda de la comunidad”.

Publicado  en  Sala de Prensa Web el  8 de mayo de 2009

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